martes, 27 de noviembre de 2012

Es difícil hablar así

Pues bien, es difícil de hablar del suicidio...

Pero, desafortunadamente, ha sido un pensamiento que de una u otra manera ha ocupado mi mente desde que tenía 11 años.

Hace unos meses, escuché que una doctora del lugar en el que trabajo había tratado de suicidarse. Ayer me enteré que lo había hecho y que ya no está aquí. Todos esos meses entre su primer intento y su final intento habían sido plagados por un estigma que tal vez hizo las cosas peores. Todos hablaban de ella. Todos decían que estaba loca por haber tratado de hacer algo así. Todos estaban detrás de ella, recordando lo que había sucedido.

"No entiendo por qué la gente hace eso"

"¿Cómo va a hacer eso? ¿No puede ver lo linda que es la vida?"

"Los autolíticos se hacen cosas horribles. Son unos enfermos"

"Simplemente no cree en Dios"

Eso escuché, entre otras cosas. La verdad es que no decía nada, porque de una manera u otra, la comprendía perfectamente. No tengo ninguna posición pro o contra el suicidio. Antes de seguir con este monólogo, debo de decir que el suicidio puede ser la transferencia del sufrimiento de una persona a otra (los sobrevivientes). Cada vez que esa idea se me pasa por la cabeza, pienso en una persona en particular a la cual no quisiera ver sufrir. Al menos esa es mi manera de pensar.

En la gente bipolar, es difícil descartar que alguna vez en su vida el suicidio haya pasado por sus cabezas. Probablemente todos hemos pasado por ahí. Para algunos de nosotros ya es una parte de nuestra vida, de nuestros pensamientos, con la cual tenemos que lidiar y sobrevivir.

Yo no creo que el suicidio sea una "salida fácil". Es cierto que es una solución permanente a un problema temporal, pero su consideración, planeamiento y ejecución es inspirada por una profunda desesperación. Parece que la gente no considera eso. Debe hacer mucha voluntad hacerse daño a sí mismo, al mismo tiempo que debe haber una desesperación y una depresión intensas. Creo que estas palabras no traducen lo que se siente en realidad.

En mi caso, hay algunas situaciones en las que he notado estos pensamientos. Cuando estoy deprimida, me cuesta moverme, me cuesta hablar, quiero llorar, no quiero ver a nadie, pienso que no valgo nada, que nada tiene sentido. De repente, me siento culpable de todo...no merezco vivir. Hago un recuento, y todo lo que he hecho es malo, solamente sirvo para herir a la gente. Y si esto pasa después de la manía, estoy cansada de que mi vida sea así. ¿Tendré siempre que ser así? Ya no quiero estar en la montaña rusa. Ya no quiero herir o decir cosas groseras a la gente. Ya no quiero sentirme miserable y deprimirme mientras trato de enmendar las estupideces que hice cuando estaba "feliz". Todo llega a un estado de desesperación, ansiedad, depresión, miseria y unas cuantas cosas más, que el suicidio se ve una opción atractiva para dejar de sufrir. ¿Crees que es fácil tomar una decisión así? No es fácil. Es fácil que la idea ataque tu mente, pero es difícil luchar y es difícil decidir. En ese momento, nada importa (ni siquiera el dolor físico). Solamente importa que el dolor se vaya. Hace dos meses, tuve una crisis muy fea que me duró dos días mientras estaba probando Lamictal. Una de las cosas que le dije a alguien que me llamó fue,

"Estoy cansada"

Sí. Lo que quería decir es que estaba cansada de vivir. Estaba tirada en la cama, no podía moverme. Solamente quería llorar y podía decir algunas palabras.

Me pone de mal ánimo cuando leo o veo las noticias y se agrava el estigma que se tiene con el suicidio. La gente que quiere suicidarse a veces no busca ayuda porque teme a ser juzgada de la peor de las maneras por la gente en la que confió su secreto. Si alguien va a ti y te dice eso, solamente escucha. No sabes cómo puedes cambiar la vida de una persona si solamente te dedicaras a escuchar. Escucha y ve con la persona a ver a un profesional. Tener SERIOS (o crónicos) pensamientos de suicidio no es normal.

En mi caso, la lucha sigue pero con la ayuda de mi psiquiatra, los medicamentos, las cosas que yo hago y el apoyo y amistad de las personas que me rodean. Si empiezo a pensar negativamente, he entrenado mi mente a identificar los patrones y preguntarme a mi misma "¿son estos adjetivos negativos ciertos?". Lo principal es tratar de identificar y cortar ciertos patrones de pensamiento y ser pacientes con uno mismo. A pesar de esto, cuando las cosas se ponen mal y estos pensamientos son convincentes, pienso en alguien muy importante para mi. Yo sufro. No quiero que esa persona sufre. Lucharé por mi misma y por esa persona. Si caigo en un abismo, trataré de recordar que tengo que abrir el paracaídas, aunque no me guste la idea.


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